-Lo que pasa es que para vos todo es matemáticas y 2 + 2 son 4 y chau!
– No changuito, lo que pasa es que vos sos un boludo que no sabe nada de matemáticas!
Me contestó mi viejo, que era ingeniero civil y sabía un montón de eso, por eso no se animaba a tirar un resultado así nomás a las apuradas, ni aunque se trate de 2 + 2.
El no hablaba mucho por eso casi siempre tenía razón.
Como cuando me dijo:
-Changuito aunque no quieras sos:
Católico, Apostólico y…Romano!
Marcando cada palabra con los dedos como contando hasta tres.
Porque yo le había dicho al cura del Colegio que no era católico…
Con el tiempo fui aprendiendo a entender y querer ese lenguaje maravilloso de las matemáticas que puede hacer entrar un mundo de cálculos y pensamientos en una sola formulita con unos pocos números y letras, como una buena melodia.
Nada de lo que me ha llevado una vida aprender, tiene realmente importancia.
Todas mí artes y oficios son engaños.
Solo tienen sentido porque alguna vez a alguien se le ocurrió separar la música de la vida cotidiana y hacernos creer que los humanos se dividen en gente y músicos.
Unos tocan y cobran y los otros pagan y escuchan.
Aunque muchas veces hay más músicos que gente y es cuando de nuevo el lío son los números.
La música es de todos.
Y para demostrarlo hice un plan:
Camino Real: un apostolado musical.
Que es como el bolsón de verdura agroecologico que traen a la casa pero de música.
Pero después les cuento bien porque estoy recalculando…